La obesidad afecta a la fertilidad tanto del varón como de la mujer, además de a otros ámbitos de la salud. La obesidad influye directamente sobre la calidad de los óvulos y los espermatozoides, aumenta las complicaciones durante el embarazo y repercute en la salud del niño nacido.
¿Qué entendemos por obesidad?
Para definir la obesidad y el sobrepeso se utiliza un parámetro llamado índice de masa corporal (IMC), que correlaciona peso y talla (kg/m2). Se considera normopeso, cuando el IMC está entre 20 y 25, sobrepeso entre 25 y 30 y obesidad cuando el IMC es superior a 30.
Obesidad y fertilidad en el varón
Múltiples estudios documentan que el sobrepeso y la obesidad en el varón afectan a la calidad del semen. El principal parámetro que se altera en el seminograma es la movilidad de los espermatozoides, siendo menor en los varones obesos. La disminución del peso por debajo de un IMC de 25, mejora significativamente la movilidad espermática al cabo de los 3 meses (que es el tiempo que dura el proceso de formación de los espermatozoides).
Un IMC por encima de 25 también puede afectar directamente al ADN de los espermatozoides aumentando el índice de fragmentación del mismo, y esto se traduce en una menor posibilidad de conseguir embarazo y un aumento de probabilidad de aborto. Por este motivo, en el diagnóstico de fertilidad de varones con obesidad se importante añadir al seminograma un test de fragmentación de ADN espermático como prueba complementaria. La alteración en la fragmentación del ADN de los espermatozoides se puede corregir disminuyendo el peso y, de esta manera mejorará significativamente la probabilidad de embarazo y disminuirá el riesgo de aborto de la pareja.
Obesidad y fertilidad en la mujer
En el caso de la mujer, la obesidad produce una serie de desórdenes endocrino-metabólicos que pueden traducirse en alteraciones en el ciclo menstrual que lleven a la ausencia de ovulación. Los ciclos menstruales en pacientes con obesidad suelen ser irregulares, incluso puede llegar a desaparecer la menstruación (amenorrea). En la ecografía es frecuente que los ovarios muestren un patrón de ovario poliquístico.
En las mujeres obesas, el ambiente folicular es diferente, con una mayor presencia de triglicéridos, glucosa e insulina, que se traduce en una peor calidad de los ovocitos. Desde el punto de vista morfológico, los ovocitos procedentes de pacientes con sobrepeso y obesidad tienen un tamaño menor que los de pacientes con normopeso, tal y como se observó en estudio publicado en 2014. Esta peor calidad ovocitaria, se va a traducir en menor tasa de fecundación, en menor número de embriones y de peor calidad y, por lo tanto, en menor probabilidad de embarazo.
La disminución del peso en mujeres con obesidad ayuda a la reversión del problema ovocitario en la mayoría de los casos. Estas pacientes consiguen, con el tiempo, normalizar la ovulación y, por lo tanto, aumentar su probabilidad de embarazo.
Obesidad y tratamientos de fertilidad
La respuesta a los tratamientos de fertilidad también se ve alterada en las mujeres obesas, siendo peor que en mujeres con normopeso. Las pacientes con obesidad necesitan una mayor dosis de fármacos y un mayor número de días para responder a la estimulación ovárica.
La calidad embrionaria también se ve alterada en las pacientes con obesidad. Tal y como se observó en el estudio antes comentado, los embriones procedentes de estas pacientes se desarrollan de forma más rápida y cuentan con una menor masa de células en la zona que, posteriormente, dará lugar a la placenta. Además, estos embriones tienen un metabolismo diferente en lo que se refiere a la glucosa, aminoácidos y triglicéridos.
Los tratamientos de fertilidad ayudan a mejorar muchos factores necesarios para que se consiga un embarazo, pero no pueden influir sobre la calidad de los óvulos o del semen, que es lo que se ve afectado directamente por el exceso de peso. De hecho, cuando el peso en una paciente está por encima de ciertos límites, no se deberían aplicar tratamientos de fertilidad porque hay más riesgo de que existan complicaciones derivadas de los mismos.
Obesidad y embarazo
En pacientes con obesidad existe una mayor probabilidad de aborto y un aumento de las complicaciones tanto maternas como fetales (diabetes gestacional, hipertensión en el embarazo, fetos grandes para edad gestacional). Pero no sólo eso, la obesidad de la madre también aumenta las posibilidades de que el niño nacido tenga problemas de sobrepeso en el futuro, así como un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular y enfermedades metabólicas como la diabetes.
Conscientes de la importancia de este tema, en el Instituto de Medicina EGR contamos con una consulta de nutrición en la que se ofrece asesoramiento y seguimiento a todos nuestros pacientes, no sólo con el objetivo de aumentar la tasa de embarazo, sino para proteger también la salud del futuro niño.
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Dra. Laura Blasco Gastón – Ginecóloga especialista en Reproducción Asistida