Cuando somos madres y damos el pecho, una de nuestras preocupaciones es que no se nos forme una Mastitis. En este post os queremos explicar exactamente lo que es y la forma de prevenirla.
Se define como mastitis a la inflamación-infección de la glándula mamaria. Según el momento en el que se produce la podemos clasificar en:
– mastitis puerperal: aquéllas relacionadas con un parto y la lactancia.
– mastitis no puerperales: las que no se relacionan con la lactancia.
Las mastitis puerperales suelen aparecer entre el 17-27% de mujeres que dan lactancia natural a sus hijos y es producida por la obstrucción de los conductos lácteos. La leche materna actúa como caldo de cultivo para los gérmenes y se produce la infección. Es por eso que para prevenir una infección de este tipo se debe tener una correcta higiene de las mamas, lavando el pezón antes y después de cada toma, sobre todo si existen grietas, protegerlo con gasas estériles y usar alguna pomada cicatrizante con linolina. El germen que más frecuentemente se aisla en estos procesos es el llamado Stafhylococcus Aureus.
Los síntomas que más frecuentemente aparecen son una zona de induración superficial de la mama, de extensión variable, con signos de inflamación (tumor,dolor, calor y enrojecimiento), que pueden ir desde una celulitis leve hasta la formación de abcesos, con fiebre, mal estar general y escalofríos. A menudo se trata de un proceso leve, obstructivo, que con el correcto vaciamiento de las mamas, algún antiinflamatorio y una correcta técnica de lactancia se resuelve sin llegar a producirse la infección. Si ya se ha producido, es imprescindible la toma de antibióticos.
Durante la lactancia, es aconsejable la realización de masajes de dentro hacía fuera de la mama junto con la aplicación de calor local para favorecer la expresión de la leche, pero una vez instaurada una mastitis es primordial realizar su diagnóstico para iniciar su tratamiento con frío local, analgésicos y antiinflamatorios y antibióticos compatibles con la lactancia.
La mayoría de las veces se trata de un proceso benigno que con el adecuado tratamiento se soluciona en 7-14 días y no es preciso la inhibición de la lactancia. En algunos casos el cuadro puede progresar hasta la instauración de grandes abcesos que requieran cirugía, de ahí la gran importancia del diagnóstico y el tratamiento precoz.