En la actualidad, tanto la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia como la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia, tienen protocolizado e indicado, el uso de las hidratantes vaginales como fármacos de primera elección en el tratamiento de la sequedad vaginal y de la atrofia vaginal leve o moderada.
Muchas de nuestras pacientes presentan un incremento de esta sintomatología, que condicionan de una forma muy marcada su calidad de vida y su vida de relación. De ahí que precisen de otras alternativas terapéuticas, que potencien la acción de las hidratantes y, en este sentido, la aplicación del láser se está mostrando como solución con muy buenos resultados.
Sin embargo en los dos siguientes días a la terapia, las pacientes pueden presentar mínimos efectos secundarios, como enrojecimiento o tumefacción. La aplicación de hidratantes vaginales, no solo mejorarían dichos efectos, sino que, además aportarían los nutrientes necesarios para favorecer una adecuada cicatrización y una rehidratación del epitelio vaginal, lo que genera una disminución de la sensación de molestia.
Para poder elegir la hidratante vaginal adecuada para este tipo de situaciones, debemos entender, mínimamente, como funciona el epitelio de la vagina.
Dicho epitelio, como el resto de los tejidos que forman nuestro cuerpo van a envejecer. A este nivel el envejecimiento se va a producir en una parte muy concreta del mismo, la más externa, que recibe el nombre de membrana extracelular. Una serie de cambios en sus componentes estructurales que van hacerla perder consistencia en la función que ha de realizar a este nivel.
Los cuatro elementos básicos son:
Mantener la estructura y la regeneración del tejido. El agente encargado sería la fibronectina.
Mantener la hidratación de la zona. Esta sería la misión del ácido hialurónico.
La resistencia de la zona será la tarea asignada al colágeno,
y, finalmente, la elasticidad, cuyo responsable principal será la elastina.
La acción conjunta, principalmente, de estos cuatro elementos, le debemos el buen mantenimiento de la zona. Pero cuando envejecemos, y no lo prevenimos adecuadamente, la membrana extracelular experimenta cambios y esto nos lleva a una menor síntesis de colágeno y elastina, principalmente.
Por lo tanto cualquier hidratante que vayamos a utilizar ha de llevar ácido hialurónico, colágeno, elastina y fibronectina.
Además de lo expuesto anteriormente, debemos de tener en cuenta que también es necesario favorecer la cicatrización, el restablecimiento del ecosistema vaginal y reforzar la ausencia de dolor y de picor a nivel vaginal.
Desde el punto de vista de la cicatrización, asociar, como componente en la hidratante, productos de herbolario, como la centella asiática, potencia la síntesis de colágeno así como favorece la recuperación de la elasticidad y la flexibilidad de la mucosa vaginal.
El mismo preparado debe contener sustancias que apoyen el desarrollo y mantenimiento del ecosistema vaginal adecuado. Esto es muy importante porque es el pilar esencial en el mantenimiento de una buena salud vaginal. En este sentido es importante constatar la presencia de ácido láctico, responsable fundamental del mantenimiento del ph de la vagina, y de pre y probióticos, responsables de facilitar la presencia de bacterias no patógenas que defienden la vagina de la acción de agentes patógenos como la cándida.
Finalmente, desde el punto de vista de disminuir al máximo la presencia de síntomas, como el prurito o el escozor, de nuevo, la presencia de elementos de herbolario, como el árbol de té, favorecen dicho efecto.
Dr. José María Fernández Moya
Ginecólogo · Director Médico Instituto de Medicina EGR