Un bulto en el pecho puede ser indicación de que puede existir una patología en la mujer, sin embargo, no todos los nódulos que aparecen en esta zona tienen porque despertar la alarma. Existen una serie de bultos en la mama de naturaleza benigna, zonas de tejido normal que pueden hacerse notar en determinadas fases del ciclo menstrual. A pesar de que este tipo de bulto en el pecho es muy común y, en principio, no suponen ningún problema, se recomienda acudir al especialista, que realizará las pruebas pertinentes para descartar con certeza su malignidad y llevará el control sobre su evolución.
¿Qué es un bulto en el pecho? ¿Cómo localizarlo?
Un bulto en el pecho es una tumoración anormal palpable y, en ocasiones, dolorosa. Para localizarlo es recomendable, además de acudir a las revisiones programadas con el médico, que la mujer se autoexplore periódicamente en casa. Los bultos en el pecho no tienen una forma y un comportamiento único, en ocasiones pueden ser tan pequeños que no lleguen a notarse físicamente o, por el contrario, pueden provocar dolor e hinchazón, deformidad en la mama o retracción y secreción del pezón.
Por ello, y para garantizar un diagnóstico fiable, ante cualquiera de estos síntomas no dudes en acudir rápidamente a tu especialista.
Tipos de bultos en el pecho
Se comentaba al principio que no todos los bultos en el pecho entrañan un riesgo grave de salud. En lo que se refiere a los bultos benignos, según la zona o tejido del que procedan, los tipos más frecuentes son: fibroadenomas, quistes y mastopatía fibroquística.
Este tipo de tumores no constituyen una amenaza como tal, tienden a aparecer en chicas jóvenes (menos de 30 años) y en mujeres cercanas a menopausia, ya que su presencia se asocia a cambios hormonales en la mujer. Son pequeños, de forma redondeada y no suelen generar dolor, salvo los quistes que sí pueden hacerlo. Los quistes pueden desaparecer con el tiempo, y los fibroadenomas, si se observa que su tamaño se ha incrementando en muy poco tiempo es mejor extraerlo. Se diagnostican normalmente mediante ecografía y mamografías. Para saber si el bulto en el pecho que nos hemos encontrado pertenece a esta familia (bultos benignos) o requiere mayor atención deberemos someternos a estas pruebas.
Pruebas diagnósticas y tratamiento
Si te has encontrado un bulto sospechoso, te duele una de las mamas o las tiene debes acudir a tu ginecólogo. Esta primera visita es más importante de lo que parece, ya que debes contarle al doctor todos los detalles sobre la aparición del bulto en el pecho y otras cuestiones como en qué momento de tu ciclo menstrual aparecieron estos síntomas, si podrías estar embarazada, si estás en periodo de lactancia, si es la primera vez que te notas un bulto en el pecho o no, si estás tomando algún tipo de medicación, tu historial familiar, si tienes antecedentes familiares por cáncer de mama y otras patologías, etc.
Tras el examen físico de la zona mamaria y las axilas, el médico especialista procede a realizar una ecografía mamaria y/o una mamografía. Estas permitirán ver con mayor claridad el origen, la ubicación y el carácter de cada bulto en el pecho de la paciente. La ecografía no entraña ningún tipo de dolor, es parecida a una ecografía de embarazo. Por su parte, muchas mujeres temen a la mamografía, que supone una garantía muy fiable de diagnóstico y, aunque puede generar algo de molestia a causa de la presión (durante la prueba se presiona el pecho con una placa), es importante someterse a ella, si está indicado por edad, antecedentes familiares o por notarse un bulto en mayores de 30 años.
En algunos casos, además de estas dos pruebas, se recurre a una biopsia que, al ser una prueba invasiva se realiza como última opción ya que es la única capaz de confirmar al 100% un diagnóstico correcto.
En lo que respecta al tratamiento, dependiendo de las conclusiones clínicas derivadas del análisis exhaustivo de la paciente y del bulto en cuestión, podrá ir desde la toma de determinados medicamentos hasta la intervención quirúrgica necesaria que, en casos de cáncer, puede suponer la extirpación de toda la mama, dependiendo de la extensión, tipo de tumor y tamaño de la mama entre otros condicionantes.
Cáncer de mama
Hoy en día, gracias a los avances médicos y científicos en torno a esta enfermedad, el cáncer de mama tiene unas probabilidades muy altas de ser curado. Cada año se diagnostican en nuestro país 25.000 nuevos casos de cáncer de mama. La edad media se sitúa en torno a los 50 y 70 años, aunque existen casos de mujeres muy jóvenes que han sufrido esta patología.
Lo más importante para conseguir que los tratamientos contra esta enfermedad funcionen es detectarlo lo más tempranamente posible. Para ello, sea cual sea finalmente el origen de cualquiera estos síntomas, acude cuanto antes a tu médico si notas alguno o varios de ellos:
Síntomas:
- Aparición repentina de uno o varios bultos en el pecho o en las axilas
- Inflamación de las mamas sin motivo aparente o cambios en su forma.
- Retracción del pezón o aparición de llagas en torno a este.
- Secreción del pezón y sangre.
- Enrojecimiento de mamas y piel de naranja.
- Dolor constante en alguna de las mamas o en ambas.
- Piel irritada y aparición de rugosidades o escamosidad.
Aunque el cáncer de mama no es una enfermedad exclusiva de la mujer, es cierto que el porcentaje de hombres que lo sufren es muchísimo menor, sólo el 1% de los cánceres de mama que se diagnostican pertenecen al varón (0,7 casos anuales por cada 100.000 hombres). La edad media del hombre que puede desarrollar un cáncer de mama ronda los 60 años.
(Más información sobre apoyo al cáncer de mama)
Exámenes rutinarios
A partir de cierta edad, por formar parte, como se ha comentado, de un grupo en riesgo de desarrollar enfermedades como el cáncer de mama. Es importante realizarse mínimo una mamografía anual, a partir de los 40 años y una revisión también al año, a partir de los 25 años. En este último caso un examen físico acompañado de una ecografía puede ser suficiente a no ser que aparezca algo llamativo. En el caso de pacientes con antecedentes familiares se podrán realizar mamografías antes de los 40 años.
La importancia de los exámenes rutinarios y acudir periódicamente al especialista es vital. Una detección precoz de un bulto en el pecho maligno marcará todo el proceso de diagnóstico, tratamiento y superación de enfermedades tan temidas como el cáncer de mama, hoy en día con un alto índice de pacientes recuperadas.
Dra. Esmeralda de Lorenzo. Unidad de Mama-Ginecología y Obstetricia Madrid