La vida y el mar son más parecidos de lo que pudiéramos pensar. Cuando bajamos un poco la velocidad de la vida, como por ejemplo en las vacaciones, y paramos un momento a contemplar el mar, o la naturaleza, conectamos con ella y podemos sentir la fuerza de la vida.
No todos los mares (vidas) son iguales, cada uno tiene una manera de “hablar”, de manifestarse, en definitiva cada uno tiene su propia personalidad. El mar es cambiante, dinámico, fluido, y cada día nos muestra una faceta; agitado, con fuerza, o plácido y calmado.
Cada ola (vida) se gesta de una manera diferente; variando su tamaño, fuerza o dirección, moviéndose de manera caprichosa, a su antojo. Cada día el entorno que nos rodea es modificado, las experiencias diversas se suceden, las variables a nuestro alrededor son innumerables, y cuanto más perseguimos poder controlarlas, más angustia, cansancio desesperación obtenemos.
A veces por miedo a perder aquello que tanto apreciamos, apretamos fuertemente y finalmente lo perdemos. De la misma forma que tenemos un puñado de arena, si apretamos con fuerza y cerramos el puño, la arena se nos escapa de la mano. En cambio, si dejamos nuestra palma entreabierta, cada granito de arena se queda en nuestra palma.
Por otro lado, un exceso de desconfianza, nos impide avanzar en la vida. Como dice el refrán: ¡Quien no arriesga no gana! Para sentirnos en armonía y sentir que estamos vivos, es necesario confiar en uno mismo y en lo que estamos apostando. La vida es como un juego, donde eliges en cada momento hacia donde deseas dirigirte y dónde apostar. Si no juegas, no vives, tan solo dejas pasar la vida, en lugar de vivir la vida intensamente, en toda su esencia, con ilusión. Parar, contemplar y posteriormente dejarse llevar por el fluir de la vida, nos hace sentir en equilibrio con nosotros mismos y con los que nos rodean.
Aprende a surfear las olas de la vida como un surfista. Contempla, admira, observa, con la templanza dominando en ti. Espera el momento adecuado, a la buena ola, para subirte en tu tabla, y poder disfrutar de la energía y la fluidez sobre la ola, dejándote llevar y a la vez marcando hacia dónde deseas ir. Sin mirar atrás, para evitar ser devorado por la ola, siempre la mirada en el presente, hacia delante. Se flexible, sin miedos y coloca tu cuerpo y mente en la posición más adecuada, siente la brisa, el aroma, y el sentir que nada se detiene.
Enfrenta este nuevo año que comienza con nueva energía, descubre cuál es tu ola. Si necesitas ayuda, llámanos, en la unidad de psicología del Instituto de Medicina EGR podemos ayudarte. Pide cita al 91 740 1690.
Carolina Díez Jorge · Psicología · Instituto de Medicina EGR