Aproximadamente un 2% de la población mundial está en riesgo de desarrollar diabetes. Una de las múltiples consecuencias de esta enfermedad, junto con afectación renal, ocular, etc. es la aparición de disfunciones sexuales. El riesgo de presentar alteraciones en la erección en los varones es tres veces mayor que en los pacientes sin diabetes, además de problemas con la eyaculación y el deseo sexual. En las mujeres está menos estudiado, pero está descrita su asociación con la falta de libido y disminución de la lubricación genital, así como otros aspectos de la sexualidad femenina. Todas estas alteraciones, además, pueden desembocar en problemas para conseguir descendencia, en el caso de que la pareja lo estuviera buscando.
El mecanismo fundamental es la hiperglucemia mantenida. Esto provoca daño endotelial (lesiones en las células que recubren los pequeños vasos) y posteriormente escasa respuesta a los estímulos que habitualmente provocan la erección. Si a esto le sumamos otros factores que suelen estar presentes en estos pacientes (obesidad, hipertensión, hipercolesterolemia…), la aparición de impotencia como resultado final es casi inevitable. Además, en los pacientes con diabetes mal controlada, hay que sumar alteraciones nerviosas y hormonales, que hacen que los niveles de testosterona y de respuesta a estímulos (por ejemplo oxido nítrico) estén disminuidos, lo que contribuye a empeorar el cuadro.
En el caso de las mujeres, se ha descrito disminución del deseo sexual, así como sequedad vaginal, dolor con las relaciones sexuales y alteraciones en la inervación de los músculos perineales. Aunque menos estudiado que en el caso de los hombres, parece que las alteraciones provocadas por la hiperglucemia se suman a otras ya presentes en el sistema, y que conllevan al final la falta de deseo, lubricación y anorgasmia en pacientes con diabetes.
El tratamiento en ambos casos, mujeres y hombres, es multidisciplinar. En el Instituto de Medicina EGR, nuestros especialistas en endocrinología, ginecología, reproducción asistida, urología, nutrición y psicología trabajan de manera conjunta, en constante comunicación a través de sesiones clínicas, involucrándose en cada caso y afrontándolo con una visión multidisciplinar.
En el caso de los hombres, deberá suplementarse testosterona si estuviera baja, así como inhibidores de la PDE5 (p.e. sildenafilo) para mejorar la función del endotelio y facilitar las erecciones. En el caso de las mujeres, generalmente cremas locales con derivados hormonales ayudan a paliar parte de los síntomas. Pero una de las partes fundamentales, tanto del tratamiento como de la prevención, es el cuidado del cuerpo. En todos los pacientes, pero en los diabéticos más, es fundamental mantener el cuerpo en forma, con una dieta sana y ejercicio regular, no fumar y, por supuesto, mantener los niveles de glucosa bien ajustados.
Siguiendo estas pautas, junto con los medicamentos necesarios para suplementar lo que pueda faltar por la enfermedad, se puede disminuir claramente el impacto de la diabetes sobre la vida sexual del paciente.
Urología · Instituto de Medicina EGR
Ref: Kizilay F et al. Diabetes and Sexuality. Sexual Medicine Reviews, Jan 2017