El cáncer de testículo supone el 1% de los tumores malignos del varón, y es el cáncer sólido mas frecuente en los varones jóvenes, sobre todo en países industrializados. Sin embargo, gracias a los protocolos de actuación conjunta entre urólogos y oncólogos, se consiguen curar más del 95% de los mismos.
CÁNCER DE TESTÍCULO. DIAGNÓSTICO
No existen maneras definidas de prevenir el cáncer de testículo, pero las grandes asociaciones médicas aconsejan que, ante la palpación de un bulto en el escroto en un paciente joven, se consulte al urólogo de manera preferente.
La aparición de un nódulo en el testículo debe suponer un aviso para acudir al médico. La mayoría de los nódulos que se palpan son benignos: suelen ser quistes o engrosamiento del epidídimo o del deferente, el cordón que sale del testículo y que se encarga de conducir los espermatozoides hacia la uretra. Sin embargo, hay un pequeño número de casos en los cuales el nódulo depende del testículo mismo, y son esos casos los que pueden suponer un diagnóstico de tumor testicular.
Si se acude al urólogo ante esta sospecha, se realizarán una serie de pruebas (marcadores en sangre, ecografía escrotal) para estudiar dicho nódulo. Estos datos confirmarán (o no) el diagnóstico de tumor. Si fuera así, el primer paso es quitar todo el testículo, siempre y cuando el otro testículo esté bien.
En la gran mayoría de los casos, si el diagnóstico ha sido precoz, con la misma cirugía se puede curar. El análisis del tumor, nos dará su estirpe principal (seminoma o no seminomatoso), y nos aportará una serie de factores de riesgo (tamaño, afectación de linfáticos o venas, presencia de carcinoma embrionario). Según todos estos datos, si el tumor es de riesgo elevado, aparte de la cirugía se añadirá quimioterapia.
CÁNCER DE TESTÍCULO. TRATAMIENTO
Dado que el cáncer de testículo suele darse en pacientes jóvenes, se aconseja la preservación del semen previo a la aplicación de la quimioterapia, ya que un efecto secundario de la misma es la infertilidad mantenida durante varios años tras el tratamiento.
De cualquier manera, tras la extirpación del testículo se debe realizar un TAC y nuevos análisis. En un porcentaje de casos, el tumor se ha extendido y presenta ganglios o implantes a distancia. Si eso es así, la quimioterapia es la opción a seguir, ya que conseguirá la remisión de la mayoría de los tumores, consiguiendo curaciones en mas del 80% de los pacientes. Aun así, existen algunos casos rebeldes que no acaban de responder al tratamiento con quimioterapia, y es obligado operarlos de nuevo para extirpar las masas residuales o dar nuevos quimioterápicos, incluyendo el uso de procedimientos similares al trasplante de médula.
En conjunto, se puede entender el cáncer de testículo como una enfermedad de países industrializados que es relativamente frecuente, y que afecta a pacientes jóvenes en la flor de la vida. Sin embargo, pese a lo dramático que pueda suponer su diagnóstico, las expectativas de curación son muy altas gracias a la colaboración estrecha entre urólogos y oncólogos.
Dr. Felipe Villacampa Aubá – Urología en Instituto de Medicina EGR